miércoles, 9 de febrero de 2011

Lucha obrera

-          ¿Me llevas esta noche al sindicato?
-          ¿Esta noche? ¿Para qué?
-          Vamos a acampar en la Castellana de Madrid.
-          ¿Qué dices?.
-          Lo que oyes.
-          Pues nada, te llevo, te llevo.
-          Nos llevamos a otros dos con nosotros. Pero no digas nada porque ellos creen que sólo vamos a pasar una noche.
-          Vale papá. ¿Pero tú cómo lo sabes?
-          Me lo ha comentado Rafa (Jefe del Comité de Vigo).

Así me enteré el 28 de Enero de 2001 de la intención del Comité Intercentros de Sintel, acampar en plena Castellana hasta que el Gobierno del señor Aznar les diese una solución a su conflicto, engañando incluso a sus propios trabajadores diciéndoles que iban a pasar una noche en tiendas de campaña para al día siguiente manifestarse por el centro de Madrid.

¿El problema? Varios meses sin cobrar y sin asignación de tareas.

¿La razón? A pesar de que Sintel (perteneciente a Telefónica) era la empresa con más medios en España para desempeñar las tareas de instalación y mantenimiento de infraestructuras de telefonía y radio, su propia empresa matriz, Telefónica, decidió subcontratar esas labores a empresas menores (trabajadores con pésimas condiciones laborales y un servicio de dudosa calidad) y abandonar a Sintel a su suerte. Nada nuevo.

¿Por qué el señor Aznar? Porque fue él quien apareció en la portada de El País dándole la mano al señor Jorge Mas Canosa, famoso anticastrista afincado en Miami, tras la firma de la venta de Sintel.

He dicho venta pero quizás debería haber dicho regalo pues es muy difícil explicar como una empresa como Telefónica después de hacer una inversión multimillonaria en Sintel y firmarle unos contratos de alrededor de 75000 millones de pesetas, la vende a un precio irrisorio, y sobretodo porque el señor Mas Canosa NO PAGÓ.

A partir de ahí empiezan los problemas antes comentados. Cuando los trabajadores de Sintel acamparon, la empresa ya les debía casi un año de nóminas. A esto hay que sumarle los casi ocho meses de acampada.

¿Cómo fue la acampada? Imaginaros. Empezaron el 29 de Enero en Madrid con unas simples tiendas de campaña para cobijarles de la nieve (un día se levantaron tarde porque la nieve cubría las tiendas y pensaban que era todavía de noche) y terminaron los primeros días de Agosto con casi cuarenta grados de temperatura. Todo esto sin contar con la presión psicológica de tener a sus mujeres e hijos en casa sin poder llevarles dinero a fin de mes. Comentaros que este conflicto se llevó por delante la vida de algunos trabajadores. ¿Duro verdad?

¿Su suerte? Llevarse realmente como una familia que tiene que remar en la misma dirección. Y este era el punto fuerte de los 1500 trabajadores que formaron parte de Campamento de la Esperanza (la empresa llegó a tener casi 7000 trabajadores años atrás) además de una confianza ciega en el Comité Intercentros que realmente actuó como tal y no como un mero instrumento de los sindicatos, más preocupados por la política que por el bien de los trabajadores. Para hacer política ya estaban el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid que pusieron miles de trabas a los acampados. En contra de la opinión de los habitantes de la ciudad, llegaron a hacer una campaña barriobajera e indigna tachándolos de sucios y guarros. Decían que acampaban entre basura y ratas, cuando una de las premisas del Comité era la limpieza ante todo, cosa que es de entender porque el campamento ERA SU CASA. Esta campaña continuó cuando el conflicto terminó. Los trabajadores se ofrecieron a deshacer el campamento, el ayuntamiento se negó y acto seguido los acusó de abandonar todas las cabañas y utensilios allí. En fin, no words.

No me quiero enrollar más. Creo que a grosso modo he explicado uno de los episodios que debería pasar a formar parte de la historia de la Lucha Obrera y Sindical de este país. En aquel momento se veía como algo anecdótico, pero como es la vida, hoy, sólo diez años después, el Paseo de la Castellana se vería desbordado si los trabajadores españoles que están pasando por lo mismo que pasaron aquellos HEROES decidiesen montar su propio Campamento de la Esperanza en pleno corazón financiero de la capital de España.

Para terminar quiero enviarle un saludo a todos aquellos Rojos de Salón que alguna vez han querido dar clases de lucha obrera y sindicalismo: Que os jodan.





6 comentarios:

  1. Encomiable ejemplo de lucha obrera. Mucho debemos aprender de esta gente.
    Enhorabuena por la entrada, aunque creo que sobra la frase final...

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  2. ¿Quizás en vez de decir "darme" debería haber dicho "dar"?.
    Espero que no te sientas aludido cuando digo Rojos de Salón. No creo que lo seas.

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  3. En absoluto. Simplemente creo que sobra la frase: "Que os jodan", porque es ponerse a su nivel.

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  4. ¡Bien, otro post! Molan estos artículos donde la gente saca a pasear sus recuerdos, sobre todo cuando tienen un fondo del que se puede aprender.

    Por cierto está claro que razonesobvias rojo, rojo, no, ni de salón. En cuanto a mí sí me doy por aludido pero no me importa, es duro ser un mendrugo.

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  5. Tranquilo mendrugo los de salón no suelen estar en mi círculo de amistades.

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  6. Por desgracia, la mayoría de los que se autodenominan rojos, son en verdad rojos de salón.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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